La exclusión social es un problema que afecta a una proporción relevante de personas con VIH y la pandemia de COVID-19 la ha exacerbado todavía más. Son datos de un estudio de SEISIDA presentado el Congreso Internacional de Sida (IAS 2021).
Este trabajo constata que la privación material y la falta de participación social son las dimensiones de mayor exclusión social entre las personas con VIH en España.
“El presente estudio es el primero en evaluar la exclusión social de las personas con VIH en España. En los seis meses transcurridos entre los brotes de COVID-19, la exclusión social de las personas con VIH evolucionó negativamente y socavó la su calidad de vida”, señala Mª José Fuster, autora del trabajo.
Los investigadores han llevado a cabo un estudio con una muestra de 515 personas con VIH para obtener una fotografía de la cantidad de personas con VIH que pueden estar en situación de exclusión social. La encuesta se administró en el último trimestre del año 2020.
Y los datos hallaron, que, en conjunto, más de la mitad de las personas con VIH sufren algún grado de exclusión social, y más de un tercio (35%) están en situación de exclusión social de moderada a severa. “Las áreas más afectadas eran la privación material y la falta de participación social”, señala Fuster.
Diferentes olas
El estudio realizó también un análisis longitudinal con 166 personas que habían participado en la misma encuesta seis meses antes (en la desescalada de la primera ola). Se observó un aumento de la exclusión social en el periodo entre las diferentes olas de la pandemia.
También se apreció que la falta de participación social que tenían los participantes en junio y julio del 2020 influyó negativamente en la calidad de vida que tenían 6 meses después.
En total intervinieron 11 centros españoles de VIH (clínicas y ONG).
Los resultados muestran también que las mujeres españolas sufrieron muchas más privaciones materiales, “pero también falta de acceso a los derechos sociales, que los hombres con VIH”.
Además, las mujeres con VIH presentaron peor calidad de vida relacionada con su salud que los hombres, añade la investigadora.
Especialmente llamativo resultan las privaciones materiales observadas entre los dos períodos de recolección de datos, entre las dos primeras olas más altas de COVID-19 en España.
Sin embargo, como nota positiva, el trabajo indica que la participación social, el acceso a los derechos sociales y la integración normativa evolucionaron levemente de manera positiva.
La experta concluye que existe una necesidad urgente de mitigar la exclusión social de las personas con VIH y el riesgo de padecerla.
“Las personas que viven con el VIH están expuestas a estigmas y desigualdad estructural que deben abordarse”, denuncia.
Pero además, apostilla, “también enfrentan los efectos interseccionales del COVID-19. Esta pandemia revela riesgos e impactos desiguales en los afectados por la inequidad estructural. Por lo tanto, es imperativo reforzar la respuesta al VIH para abordar las necesidades sanitarias, económicas y sociales de las personas con VIH”.
Información vía SEISIDA